Conejo Sombrío

La luz de mi vida se ha apagado, ahora camino en las tinieblas.

Para Sandra.
Busco la pasión siempre escondida
tras el velo mágico de lo ignoto;
persigo, sin hallar aún la verdad,
el silencio oscuro de tu voz.
Dulces sueños interrumpen mi vigilia,
sólo se dispersa el humo del incienso.
Avanza, entonces, con profuso sigilo,
entre los espacios de la nada,
bajo la calidez de la noche,
la bella presencia de la soledad.
Vuelvo, mirando de soslayo,
a refugiarme en los sueños.
¡Pardiez! -exclamoaturdido
por el silencio.
Nuevamente,
busco la pasión siempre escondida
tras el velo mágico de lo ignoto.

AAR

Para Sandra.
Me interno entre tus lindas piernas
para libar, con desesperación,
el néctar dulce de tu sexo.
¡Ah! -exclamas-,
tus pezones lucen erectos
mientras mis manos acarician tus bellos senos.
Mojo tu vientre con mi saliva,
tus líquidos vaginales escurren
por todo mi rostro.
Penetro mi dedo hasta tu clítoris;
extasiada de placer, muerdes tu labio:
sangre aparece por tu boca.
Nos abrazamos, mi falo luce erecto.
Tu lengua, donde se mezcla la sangre,
la saliva y mi semen, pide un descanso.
Volteo, estás llorando.
Nos miramos fijamente.
El sudor escurre por mi espalda.
Entre el semen, tus líquidos y la noche,
guardamos nuestra pasión
y regresamos a la nada.

AAR

Para Sandra, el verdadero amor.
Escurren pétreas lágrimas
de los patéticos ojos muertos,
que yacen hirientes
en el lecho sagrado del amor.
Cabellos rojizos
también lucen sin vida
sobre las huellas perennes de la soledad.
Sombras errantes se hallan
aisladas del placer y del dolor,
sus almas se internan
en la oscuridad de la noche.
Se yergue la flama
ardiente del deseo,
entre la estancia fría de mi ser.
Tu olor perfuma mi existencia.
Me duermo.
Las lágrimas vertidas
se pierden en mis sueños.

AAR

Para Sandra, Karina y mi sombra.
Hablo con mi sombra.
El amor se complica.
Apareces...
ella está en el teléfono.
Voces confusas,
sentimientos encontrados.
Hablas... lloras... amor.
Ella me besa...
te beso.
Mi sombra se esconde.
¿Cómo...?
¿Sueños de tres?
Te abrazo, la abrazo;
estoy con mi sombra.
Fuego incandescente incendia mi piel.
Lluvia ácida escurre de mis ojos.
Me interno en el sueño.
Avanzas... ella huye.
Mi sombra me asesina.
Nadie llora...
el fin ha llegado.

AAR

Para Karina, con nueva ilusión.
Acaricio, bajo las níveas gotas de la lluvia,
tus bellas y trémulas manos.
Sonríes, me extasías con tus claros y lindos ojos.
Un veneno de amor penetra mis entrañas
mientras beso la luz de tu presencia.
Envuelto en la magia de tus ósculos,
juego con tu sombra
entre los rayos intensos del sol.
Retazos de alegría y de felicidad
inundan nuestras solitarias existencias.
Apareces.
Abrazo tu compañía.
Juntos, el tiempo se pierde entre la nada,
nos ahogamos con el néctar del deseo,
en los instantes en que compartimos la pasión.
El silencio, mientras tanto,
acompaña nuestro encuentro.

AAR

Me hundo en la nada.
Dios se pierde, también, en la nada.
Me arranco los ojos:
me los como.
Miro mis propias entrañas.
La nada me abraza.
Dios observa la existencia de la nada.
Me escapo de ella.
Mis ojos se tiñen de sangre.
El rojo de la luz
se dispersa, también, en la nada.
La nada avanza;
el tiempo acompaña sus pasos.
Despierto.
La nada muere.
Dios también.


AAR

Abres los ojos.
Meados yacen alrededor de tu cuerpo.
Luces sombrías alumbran tu desesperanza.
Se yerguen las miradas frías de los muertos del futuro.
Cierras los ojos.
Un ligero aire esparce un hálito de muerte.
Cae, entre tu mierda y los meados, una lluvia ígnea sobre tu cuerpo yerto.
Te observan, desde la nada, los ojos muertos del mundo.
Abres los ojos.
Emerge un silencio.
Todo se oscurece.
Los ojos muertos se esconden tras los tuyos.


AAR

Para Karina, con amor.
Surges súbitamente,
bajo la estela misteriosa del amor.
Amaneceres solitarios suceden
noche tras noche
en mis largas horas de soledad.
Tu voz despierta el anhelo
ya olvidado de mi tétrica existencia.
Entre las hermosas buganvillas,
en la eterna ciudad de la primavera,
brilla tu presencia, bellísima mujer.
Apareces fresca y radiante,
con la mirada límpida y enamorada.
Vuelves, entre mis sueños febriles,
a susurrar palabras de ilusión;
hoy, gracias al azar,
acaricio tu silueta
en los momentos mágicos de la pasión.
Surges súbitamente,
bajo la estela misteriosa del amor.....


AAR



Conejo Sombrio

Dios ha muerto, los hombres lo han matado



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