Conejo Sombrío

La luz de mi vida se ha apagado, ahora camino en las tinieblas.

Para Sandra, el verdadero amor.
Escurren pétreas lágrimas
de los patéticos ojos muertos,
que yacen hirientes
en el lecho sagrado del amor.
Cabellos rojizos
también lucen sin vida
sobre las huellas perennes de la soledad.
Sombras errantes se hallan
aisladas del placer y del dolor,
sus almas se internan
en la oscuridad de la noche.
Se yergue la flama
ardiente del deseo,
entre la estancia fría de mi ser.
Tu olor perfuma mi existencia.
Me duermo.
Las lágrimas vertidas
se pierden en mis sueños.

AAR

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Conejo Sombrio

Dios ha muerto, los hombres lo han matado



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