Conejo Sombrío

La luz de mi vida se ha apagado, ahora camino en las tinieblas.

Las ventanas de mi dormitorio dan al pozo de luz del edificio. Cuando me instalé en este edificio no coloqué ni cortinas ni stores, de manera que mis vecinos podían observar sin inconvenientes lo que sucedía en mi habitación. Pero yo recién me di cuenta de eso en circunstancias algo risibles.
Había pasado la noche con un amigo, al que veo de tanto en tanto. Él tenía ganas de hacer el amor y lo conduje a mi dormitorio. Es un muchacho encantador y nunca ha dejado de hacerme gozar con pasión.
Pero esa noche ocurrió algo distinto. Mientras hacíamos el amor, él comenzó a hablar, a mí eso siempre me molesta y me enojé un poco. De pronto miré hacia la ventana y vi el rostro de un hombre que nos miraba desde la ventana de otro departamento separado a escasa distancia del nuestro. Era un hombre de unos cincuenta años, que tenía una nariz muy larga y prominente. Llevaba una polera blanca y, por la posición de su mano, evidentemente se estaba masturbando.
Pensé en decírselo a mi amigo, pero él iría prestamente a bajar la persiana. La situación me pareció bastante divertida y decidí no decir nada. De manera que continúe como si nada hubiera ocurrido. El hombre no saldría decepcionado con nuestro espectáculo. Debo reconocer que estaba muy excitada causa de este sujeto. Mi amigo se dio vuelta para acariciarme el sexo, yo prendí la luz, diciéndole que quería ver, abrí las piernas y las levanté un poco.
Por la posición que ocupaba, mi vecino debió haber tenido un panorama completo. Mi amigo estaba algo asombrado de lo excitada que me hallaba, de manera que me acarició con más entusiasmo, penetrándome con varios dedos. Era la primera vez que tenía un orgasmo con él. ¡Iba a debérselo a mi vecino! La idea del sujeto mirando me enloquecía.
Deseaba que me penetrara en cuatro patas de frente a la ventana, de esa manera podía ver directamente al sujeto. Como adivinando mis deseos, él me hizo tomar esa posición, penetrándome tan profundamente que sentí que su verga se incrustaba en el final de mi vagina. De pronto se me ocurrió que si abría la ventana, el tipo podría oírme gritar y eso resultaría insoportable para él. Levanté una mano, alcancé la traba y la abrí. No pude ver claramente al sujeto, estaba algo escondido y seguía masturbándose. Mientras,el ardor de mi amigo había aumentado y volvía a embestirme con más furia. Mi placer parecía no tener fin. Pero el momento de mayor excitación llegó cuando le pedí que se masturbara delante de mí mientras yo me acariciaba. Tenía las piernas abiertas, de cara a la ventana. El hombre continuaba allí a unos cuantos metros, inmóvil en la oscuridad. Gracias a él tuve un tumultoso orgasmo. Mi amigo me abrazó tiernamente y nos dormimos casi enseguida.
A partir de esa noche hice participar a mi vecino mirón de varias de mis noches de amor. Esto me excita y me ayuda a gozar. Ninguno de mis amantes ha descubierto todavía mi truco.



CAAFF

3 comentarios:

..(ºº),,
soy el vecino miron :B
.-.

na..

Eso porque la chica no me llegó a conocer aún... en la primera le hago gosar unas 5 veces...

nadie te creer homero

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Conejo Sombrio

Dios ha muerto, los hombres lo han matado



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