Conejo Sombrío

La luz de mi vida se ha apagado, ahora camino en las tinieblas.

Frenéticos y orgiásticos encuentros siderales se celebran en la morada de Dios.
Sibilas boreales susurran palabras ininteligibles mientras duermo.
Derroche sibarítico de semen, de sudor y de sangre.
Se cierran las puertas.
Nace una nueva vida.
“¡Dios ha muerto!”
El mundo sigue, inexorablemente, su camino.
Afuera, Dios y la muerte juegan con gran felicidad.


AAR

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Conejo Sombrio

Dios ha muerto, los hombres lo han matado



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